La Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró la importancia de limitar el consumo diario de sal a un máximo de cinco gramos por persona. El objetivo es reducir los casos de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
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Sin embargo, la mayoría de la población mundial supera esa cantidad recomendada. Lo que incrementa significativamente el riesgo de desarrollar afecciones graves.
El exceso de sodio, el componente principal de la sal, está directamente relacionado con problemas como la hipertensión, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la insuficiencia renal y, en casos extremos, la muerte o discapacidad prematura.
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“El problema es que muchas personas no son conscientes de cuánto sodio consumen ni de los peligros que conlleva”, advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. A menudo, el sodio se encuentra en niveles elevados en productos procesados y alimentos envasados, más que en la sal que se añade manualmente a las comidas.
Para contrarrestar estos riesgos la OMS recomienda reducir el consumo de alimentos industriales como embutidos, quesos y productos hidratantes. Además de evitar añadir sal extra a las preparaciones ya servidas.
Como parte de sus esfuerzos para combatir esta problemática, la OMS se ha propuesto como meta reducir el consumo de sal en un 30 % a nivel global para el año 2025.
Ante cualquier duda o problema de salud, los especialistas aconsejan consultar con un profesional médico.
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